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Torito de Pucará

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Toritos de Pucará en un tejado de Cuzco.

El Torito de Pucará es una pieza de cerámica característica del distrito de Pupuja, en la provincia de Azángaro del departamento peruano de Puno y vendido tradicionalmente en la estación de trenes de Pucará.[1]​ Alguna vez usado en un inicio en las ceremonias de marcación y para la procreación del ganado, protección, felicidad y fertilidad en la vida matrimonial, esta pieza cerámica se ha convertido en un símbolo de la identidad sur andina peruana 🇵🇪.

Origen y mito

“Que en Pukara, se registraba hace mucho tiempo una sequia prolongada, ya no había agua, se estaban secando los pozos. Entonces cierto día a un campesino indígena se le ocurrió hacer una ofrenda de sacrificio al Dios Pachakamaq, decidió subir al peñón de Pukara, llevando consigo un toro y de esa manera hacer sus peticiones de lluvia. El toro que llevaba parecía adivinar que algo le pasaría y se resistía subir con su amo. Ya estando arriba, el toro quiso sobarse en el peñón, logró hincar con su cuerno la roca... Y asombrosamente brotó agua, tanta agua que el pueblo pudo sobrevivir. La población asombrada por tal milagro admiró mucho más al toro. A partir de ese entonces el toro constituyó un elemento ritual, utilizado en la marcación del ganado. Esto provocó la inspiración de artesanos alfareros, que en un inicio fue símbolo de ceremonias, y ahora le atribuyeron poder de protección, cuando es colocada en los techos de las viviendas”
Edilburgo Castillo. 56 años

La cerámica tiene su origen en la comunicad de Checa Pupuja que, juntos con otros productos tradicionales, fueron a ocupar los principales mercados de Cusco, Puno y Arequipa.[2]​ La adquisición del nombre por el cual ahora son conocidos se debió a que en aquellos tiempos la estación ferroviaria de Pucará se convirtió en el lugar de venta más cercano a la comunidad de Checa, es decir, lugar ideal para la comercialización de sus productos.

Cuando se terminó de construir el tramo del ferrocarril Puno - Cuzco en 1908, su amo administrador fue el señor Saturnino Octavio Diaz Manrique - natural de Arequipa.[cita requerida] En uno de sus recorridos a caballo al ver a los toros de lidia pastando libremente en las tierras cercanas a la estación de Pucará, en una de las haciendas del distrito de Santiago de Pupuja, quiso conocer a sus propietarios, y ahí fue que conoció a la señora Angela Dianderas con quien se casó y gracias a su gestión que se empezaron a comercializar las piezas de cerámica en forma de toritos en la estación de Pucará que elaboraban los pobladores de Santiago de Pupuja. De ahí el nombre de Toritos de Pucará. La señora Dianderas fue descendiente del coronel Norberto Dianderas venido de España, y uno de los fundadores de Santiago de Pupuja y murió con Mariano Melgar en la batalla de Humachiri. Fue este señor, héroe de la patria, el que colaboró con la venida de los toros de lidia de Puno y que los campesinos del lugar reproducían en pequeñas piezas de cerámica como una forma de identificarse y perderle el miedo a este extraño e imponente animal.

Simbología

Toritos de Pucará en venta.

El “Torito de Pucará” es un símbolo totémico conocido como conopas (quechua) y/o Illas ([[aymara ]]) que se usa en los rituales andinos. La representación simbólica en su iconografía artísticamente acabados tienen valor estético y espiritual: El color blanco del toro simboliza pureza y protección (pareja); color negro el ego, defectos psicológicos; la chicha (agua) y/o vino que está dentro como fuente de vida relacionado con la transmutación del factor nacer, fecundación.[3]

En el ritual del “señalaquy” se utiliza el torito de supliendo a las Illas, conopas antes representados por los camélidos -en piedra y cerámica- luego de esparcir el elemento agua o vino es fertilizar simbólicamente el ganado. Para el hombre significa el trabajo con la energía sexual que debe llegar hasta la cabeza, es el factor nacer, la transmutación de la energía creadora controlada por la mente, la misma que es sutilmente esculpida en el torito por los artistas herederos de la cultura Pucará.

Los elementos de simbología presentes en el torito son los siguientes:[3]

  • El orificio a la altura del hueso sacro, que alegóricamente representa el trabajo con el agua, la semilla, Ens seminis, la fecundación. En el mundo andino el echar el vino y/o chicha al recipiente simbólicamente evoca generación de vida, siembra de un nuevo ser, en esta caso aumento del rebaño y el ritual de la “ch’alla” esparciendo con el mismo elemento agua o vino es fertilizar simbólicamente el ganado.
  • El asa puente en la espalda que se proyecta del sacro hacia la cabeza no es nada casual su aplicación o simple decoración, significa que la energía sexual debe llegar hasta la cabeza, es el factor nacer, la transmutación de la energía creadora que debe ser controlada por la mente. Un mensaje para el varón que se une a la mujer en matrimonio y el derramar esa agua significa generar otra vida.
  • El enjalme es signo de cuidado, protección de esa fuerza creadora, como una carga pesada y sacrificio para lograr la autorrealización del ser humano.
  • Se muestra en el cuello superior tres orlas que simbólicamente indica el ascenso a la cabeza (dominio de la mente) con los tres factores de la revolución de la conciencia, la trilogía: nacer, morir y sacrificar por la humanidad; Padre, Hijo y Espirito Santo o el uso de energía positiva, negativa y neutra. Se complementa con la banda o chalina que abrazan el pecho con aplicación de zig zag, escalera o cadenillas.
  • Los ojos redondos y saltones indica que el ser humano debe estar alerta con el mundo que le rodea, con conciencia despierta o simplemente se aplique la auto observación.
  • La lengua está relacionado con el uso adecuado del verbo, que de la boca del hombre no salga palabras que dañen: la mentira, ira, insulto, orgullo, etc.
  • La huella de cortes profundos en la piel, como una forma de señalización del ganado vacuno del hacendado llamado “Huallccuscka” un hecho bastante sádico practicado en la colonia; son decorativos como las flores y hojas.
  • Las figuras espirales en forma de caracol, es la representación de la culebra o el puma pez relacionada con el fuego flamígero, muy finamente esculpido en la “Estela del Rayo” de la Cultura Pucará, la forma como se estiliza en trazos de artistas alfareros son excepcionales, que nos da el mensaje del espiral de la vida; indicando que nuestras existencias se desenvuelven ya en espiras más bajas o en espiras más altas según el Nivel del Ser y el trabajo desarrollado en sí mismos.

En la percepción de los pobladores del altiplano manifiestan que el par de toritos de pucará en el techo es signo de protección y felicidad en el hogar, es una dualidad andina que representa al marido y mujer que representan la fusión de energías positiva y negativa que busca el equilibrio y bien común

Elaboración

Dentro la comercialización de la cerámica artística de Pucará tiene un repunte en la demanda del “Torito de Pucará” como una cerámica decorativa en diversos tamaños y variedad, objeto de prototipo publicitario para el turismo nacional e internacional. Los artesanos productores están agremiados en dos organizaciones. “Asociación de Artesanos Virgen del Carmen” y la “Federación de artesanos de Pucará” integrado por 224 ceramistas, especializados en la producción de cerámica, tejidos, bordados cuyo objetivo es producir para el mercado turístico nacional y exportación internacional.[3]

El acabado singular de los toritos son figuras imperfectas, de aspecto tosco, con aplicaciones de flores, elipses, capellones en el lomo, en el cuello como chalinas con aplicaciones geométricas zig zag y/o escalera, con orlas que le cuelgan del testuz.

Los toritos inicialmente tenían solo dos colores: blanco y nogal. El cuerpo es de color natural, naranja tenue, casi blanco que es barro cocido sin haber sido posteriormente pintado. En el proceso tecnológico de la producción de la cerámica en Pucará se usa diversas clases de arcilla que son agregados de minerales y sustancias coloidales como el caolín, la dolomita; arcilla gris, amarilla, verde y rojiza; como también arcilla apizarrada y chocolate, cada cual en su cocción soportan temperaturas de 800°C a 2000°C., como complemento en el molido, maceración y tamizado de la arcilla se usa la tierra refractaria que les provee la Santa Tierra de Pucará.

La cabeza, los cuernos y los iconos son de color pardo en unos casos y en otros de color café obtenidos con tintes naturales, industriales aplicación según sea el caso en la precocción y post cocción como por ejemplo: Nogalina en polvo (color nogal o marrón), barniz vitrificado (conserva color natural), esmalte minio (brillo), oxido de cobalto, antimonio mezclado con agua (color amarillo), oxido de cobre más plomo, minio y sílice (color verde vidrioso) y manganeso más oxido de hierro (color negro).

En cambio en los acabados de los toritos modernos se aplica más de dos colores chillones y brillantes llamativos para dar un atractivo artístico y comercial.

Véase también

Referencias

  1. Rivera, JJ. El Toro de Pupuja. Documental. 
  2. Terra Peru. «Historia del Torito de Pucará». 
  3. a b c Fredy Reyes Apaza. «La simbología totémica del torito de pucara».