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Costalero

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Ensayo de costaleros en Sevilla.

Costalero es la persona que carga los pasos procesionales desde el interior utilizando para ello un costal o prenda de vestir que facilita la carga; la misma se realiza aplicando la cerviz (en concreto la séptima vértebra cervical) contra una trabajadera: nombre que recibe cada uno de los palos transversales de madera que pueblan el interior del paso.

El término costalero es un sevillanismo (derivado del sustantivo costal) recogido ya en la obra Vocabulario andaluz (1934) de Antonio Alcalá Venceslada que lo define como: "los que llevan los pasos de las imágenes, con un costal algo relleno que se colocan en la cabeza y les cae por la espalda".

El costal

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El costal es una pieza de arpillera o tejido de estopa que, junto con la "morcilla", forma la "ropa" o prenda más importante de la vestimenta del costalero. La morcilla (así llamada por tener una forma parecida a la del popular embutido) es una almohadilla en torno a la cual se lía la ropa; siendo el elemento sobre el que descansa directamente la trabajadera (o palo de la parihuela[1]​) en la que va el costalero en cuestión. El costal fue usado anteriormente por los cargadores del puerto, muchos de los cuales también se dedicaban a cargar los pasos.[2]

La cuadrilla de costaleros

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Costaleros ensayando en Alcalá de Henares

Los costaleros se organizan en cuadrillas que están al mando de un capataz, que suele tener como ayudantes un segundo capataz y a los contraguías, encargados éstos de repetir las órdenes del capataz a los costaleros que se encuentran en la parte trasera del paso.[3]

Los costaleros que se encuentran en las cuatro esquinas de la parihuela se denominan pateros y su función es fijar bien las revirás o giros del paso. Junto a los pateros se encuentran los fiadores, que ayudan al patero en las maniobras. Situados en los dos extremos de cada trabajadera están los costeros y, finalmente, los costaleros ubicados en el centro del palo son denominados corrientes. Los mismos reciben su nombre de la antigua configuración de las calles, ya que era precisamente en el centro de las mismas donde solía reunirse la corriente de agua formada por la lluvia. El de los corrientes quizá sea el puesto más sacrificado de la cuadrilla, ya que alejados de los respiraderos no tienen ningún tipo de contacto con el exterior.[4]

Los costaleros más allá de Sevilla

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Actualmente[¿cuándo?] en muchas ciudades y localidades de Andalucía los pasos llevados a costal se han convertido en la forma predominante de realizar las procesiones de penitencia, por lo que la figura del costalero, nacida en Sevilla,[cita requerida] se ha hecho hoy muy popular en toda la geografía regional.

Igualmente, esta forma de procesionar se ha extendido también por toda la geografía nacional, practicándose en ciudades como Ciudad Real, Oviedo, Ávila, Madrid, Salamanca, Palencia, Cáceres, Badajoz, Zaragoza, Alicante, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife o San Cristóbal de La Laguna.[5]

De hecho, a día de hoy el paso de misterio con más trabajaderas, y por ende con mayor número de costaleros, es el misterio de Jesús en su Prendimiento, de la ciudad de Huelva, que cuenta con doce trabajaderas de seis costaleros cada una (72 costaleros en total).[6]

Historia de los costaleros

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En algunos momentos históricos las hermandades han tratado de establecer mecanismos para llevar los pasos sin necesidad de portadores. Así, la Hermandad del Gran Poder de Sevilla en el acta de cabildo del 11 de abril de 1875 nombró una comisión para estudiar este menester.[3]​ En cualquier caso, fue en los años 20 y 30 del siglo XX cuando algunos pasos de Sevilla se llevaron ruedas, pero aquello no gustó y no se siguió haciendo.[2]​ No obstante, aún hoy el Cristo de las Ánimas de Córdoba procesiona en un paso a ruedas, que es como se llevaban los pasos en esa ciudad en el siglo XVI.[7]

Será durante la primera mitad del siglo XX cuando comiencen a proliferar y desarrollarse en Sevilla las cuadrillas de costaleros profesionales, hombres procedentes en su mayoría del muelle del puerto y del mercado de la Encarnación, acostumbrados a realizan labores de carga y descarga durante todo el año. En muchas ocasiones, eran seleccionados para "trabajar" bajo los pasos de Semana Santa por sus propios patrones, quienes a su vez ejercían de capataces de las cofradías. Así, durante buena parte de la historia de las procesiones de Semana Santa los pasos han sido cargados por costaleros profesionales que no tenían por qué estar inscritos como hermanos de la correspondiente hermandad, y formaban parte de cuadrillas de profesionales que fijaban un precio por contrato para realizar su trabajo.[8]

Es en esta misma época cuando se forjan las grandes sagas de capataces cuya celebridad ha llegado hasta nuestros días. Uno de estos capataces revolucionará el mundo de las trabajaderas con un estilo de organizar su cuadrilla serio y ordenado. Se trata de Rafael Franco Luque, apodado "el Fatiga" (1881-1947), que entre otras novedades generalizó el uso del traje y la corbata negra para los capataces, el cuadrante con la lista de los costaleros, y perfeccionó la técnica conocida como la “igualá”, que hasta entonces se hacía sin demasiado orden.[9]

A la altura de los años setenta del siglo XX, debido a las constantes reivindicaciones salariales por parte de las cuadrillas profesionales y a su elevado coste, las juntas de gobierno de las hermandades comenzaron a buscar una solución, y esta fue la creación de cuadrillas de hermanos costaleros, voluntarios a las órdenes de capataces aficionados.[9]​ Este tipo de costaleros suelen ser hermanos que pagan su cuota para procesionar (papeleta de sitio) y organizan una cuadrilla para llevar el paso por devoción. Dentro de los costaleros voluntarios se puede distinguir a los costaleros penitentes, que realizan su labor por algún tipo de penitencia o promesa.[8]​ La primera hermandad que organizó una cuadrilla de costaleros voluntarios fue la de la Virgen de las Aguas de la Iglesia del Salvador de Sevilla en 1972.[8]​ La siguiente en utilizar hermanos costaleros fue la Hermandad de los Estudiantes sevillana en 1973. En 2010 solo dos hermandades de esta ciudad llevaban aún costaleros profesionales.[4]

Véase también

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Referencias

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  1. Diccionario de la Real Academia Española
  2. a b Nicolás Salas (5 de marzo de 2016). «Los primeros hermanos costaleros y pasos con ruedas». El Correode Andalucía. 
  3. a b Sánchez Herrero, José (2003). La Semana Santa de Sevilla. Sílex. ISBN 84-7737-120-2. 
  4. a b Luengo Mena, Jesús (2007). Compendio de las cofradías de Sevilla que procesionan a la Catedral. Ediciones Espuela de plata. ISBN 978-84-96133-89-1. 
  5. Evaristo Fernández de Vega (15 de marzo de 2008). «Mil costaleros portarán los pasos de la Semana Santa de Badajoz». Hoy. 
  6. «Carmelita Hermandad y Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento Traicionado por Judas y María Santísima de la Estrella». Huelva Cofrade. Consultado el 7 de septiembre de 2016. 
  7. «Cristo de las Ánimas». Hermandad del Remedio de Ánimas. Archivado desde el original el 23 de abril de 2016. Consultado el 2 de mayo de 2016. 
  8. a b c Carrero Rodríguez, 2003, p. 111.
  9. a b Franco del Valle, Carmelo (1997). Martillo y trabajaderas (cien años de historia). Editorial Catillejo. ISBN 9788480580694. 

Enlaces externos

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