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Epifanio Mejía

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Epifanio Mejía
Información personal
Otros nombres El poeta triste, Loco Mejía
Nacimiento 9 de abril de 1838 Ver y modificar los datos en Wikidata
Yarumal, República de la Nueva Granada (actual Colombia)
Fallecimiento 13 de julio de 1913 Ver y modificar los datos en Wikidata (75 años)
Medellín, Colombia
Lengua materna Idioma español
Familia
Padres Ramón Mejía
Luisa Quijano
Cónyuge Ana Joaquina Ochoa
Hijos Doce hijos
Información profesional
Ocupación Poeta y escritor
Años activo desde 1855
Lengua literaria Idioma español
Obras notables
  • Serenata
  • A Anita
  • La Muerte Del Novillo
  • Las Hojas de mi Selva

Epifanio Mejía Quijano (Yarumal, 9 de abril de 1838-Medellín, 31 de julio de 1913) fue un reconocido poeta y escritor colombiano, autor de la letra del Himno de Antioquia.[1]

Biografía

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José Epifanio Mejía nació el 9 de abril de 1838 en Yarumal, hijo primogénito de Ramón Mejía y Luisa Quijano. Pasó su niñez en la finca "El Caunce", en las montañas vecinas. Epifanio acudió a la rudimentaria escuela del pueblo donde realizaría sus estudios de primaria, única formación académica que recibiría. Por lo demás fue un asiduo lector. Por parte de su familia fue instruido bajo los preceptos religiosos y tradicionales de la región antioqueña. La familia estaba conformada por siete hermanos.

Tras la muerte de su padre, en su adolescencia se trasladó, junto a su hermana Hersilia, a la ciudad de Medellín, contaba entonces con 17 años y allí trabajó para su tío en un almacén de telas cerca a la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Candelaria. Allí, en su tiempo libre, comenzó la lectura y composición de versos, que pronto se difundieron en la sociedad medellinense. Contrajo matrimonio con Ana Joaquina Ochoa, a quien dedicara varios poemas, entre ellos "A Anita" y con quien engendraría doce hijos; la ceremonia se llevó a cabo en la parroquia de Envigado, en 1864. Por aquel entonces Epifanio y su familia residían en la calle el "Chumbimbo" (hoy Sucre), donde había alcanzado cierta independencia económica. Pronto se hizo notorio su desequilibrio mental, teniendo episodios críticos por 1870, por lo cual, bajo recomendación médica, regresó con su familia a Yarumal. Allí pasaría tiempos de lucidez, en los que dedicaba horas a la lectura y escritura de versos, inspirado por los andares en las montañas antioqueñas y los convulsionados acontecimientos políticos. Con todo, comenzó a recaer, y en ocasiones fue sorprendido echando tierra a los alimentos que le servían, o era visto hasta altas horas recitando versos al río. Por tal motivo fue recluido en el manicomio del barrio Aranjuez, hoy sede de Comfama, donde fallece en 1913 tras 34 años de hospitalización.

Mejía creó una poesía personal, de metro asonantado, que el padre Félix Restrepo Mejía compiló en 1939. En ella destacan La muerte del novillo, La ceiba de Junín y El canto del antioqueño, que es la letra del Himno de Antioquia.

El canto del antioqueño :

I

Amo el Sol porque anda libre,

sobre la azulada esfera,

al huracán porque silba

con libertad en las selvas.

II

El hacha que mis mayores

me dejaron por herencia,

la quiero porque a sus golpes

libres acentos resuenan.

III

Forjen déspotas tiranos

largas y duras cadenas

para el esclavo que humilde

sus pies de rodillas besa.

IV

Yo que nací altivo y libre

sobre una sierra antioqueña

llevo el hierro entre las manos

porque en el cuello me pesa.

V

Nací sobre una montaña,

mi dulce madre me cuenta

que el sol alumbró mi cuna

sobre una pelada sierra.

VI

Nací libre como el viento

de las selvas antioqueñas

como el cóndor de los Andes

que de monte en monte vuela.

VII

Pichón de águila que nace

sobre el pico de una peña

siempre le gusta las cumbres

donde los vientos refrescan.

VIII

Cuando desciendo hasta el valle

y oigo tocar la corneta,

subo a las altas montañas

a dar el grito de alerta.

IX

Muchachos, le digo a todos

los vecinos de las selvas

la corneta está sonando...

tiranos hay en la sierra!

X

Mis compañeros, alegres,

el hacha en el monte dejan

para empuñar en sus manos

la lanza que el sol platea.

XI

Con el morral a la espalda

cruzamos llanos y cuestas,

y atravesamos montañas

y anchos ríos y altas sierras.

XII

Y cuando al fin divisamos,

allá en la llanura extensa,

las toldas del enemigo

que entre humo y gente blanquean

XIII

Volamos como huracanes

regados sobre la tierra,

ay del que espere empuje de

nuestras lanzas revueltas!

XIV

Perdonamos al rendido

porque también hay nobleza

y en los bravos corazones

que nutren las viejas selvas.

XV

Cuando volvemos triunfantes

las niñas de las aldeas

rinden coronas de flores

a nuestras frentes serenas.

XVI

A la luz de alegre tarde

pálida, bronceada, fresca

de la montaña en la cima

nuestras cabañas blanquean.

XVII

Bajamos cantando al valle

porque el corazón se alegra;

porque siempre arranca gritos

la vista de nuestra tierra.

XVIII

Es la oración; las campanas

con golpe pausado suenan;

con el morral a la espalda

vamos subiendo la cuesta.

XIX

Las brisas de las colinas

bajan cargadas de esencia,

la luna brilla redonda

y el camino amarillea.

XX

Ladran alegres los perros

detrás de las arboledas

el corazón oprimido

del gozo palpita y tiembla...

XXI

Caminamos... Caminamos...

y blanqueas... y blanquean...

y se abren con ruido

de las cabañas las puertas.

XXII

Lágrimas, gritos, suspiros,

besos y sonrisas tiernas,

entre apretados abrazos

y entre emociones revientan.

XXIII

Oh libertad que perfumas

las montañas de mi tierra,

deja que aspiren mis hijos tus olorosas esencias!

Véase también

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Referencias

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  1. Ficha de Epifanio Mejía Quijano] en el sitio web Geneanet. Para acceder al sitio, en el siguiente URL se debe reemplazar la palabra WEBSITE por la palabra GENEANET:
    http://gw.WEBSITE.org/ivanrepo?lang=es&p=epifanio&n=mejia+quijano (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).

Enlaces externos

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