Tomás de Portes e Infante

Arzobispo dominicano
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Tomás de Portes e Infante (Santiago de los Caballeros, Partido de la Vega Real, 11 de diciembre de 1777-Ciudad de Santo Domingo, Provincia de Santo Domingo, 7 de abril de 1858) fue un presbítero y obispo dominicano que se desempeño como el 42.º arzobispo de Santo Domingo, primado de Indias —después de haber sido vicario general de la arquidiócesis desde 1830—, desde 1848 hasta su fallecimiento en 1858. Fue el segundo arzobispo y el cuarto obispo en ser dominicano en la historia de la Iglesia católica. Además, fue uno de los primeros dominicanos en hacerse un daguerrotipo y se destacó por su defensa de los derechos de la Iglesia católica en la República Dominicana.

Tomás de Portes e Infante

Daguerrotipo del Ilmo. doctor don Tomás de Portes, tomada por A. Hartman, 1851.


42.º Arzobispo de Santo Domingo, Primado de Indias
20 de enero de 1848-7 de abril de 1858
Predecesor Él mismo
Vicario General
Sucesor Gaspar Hernández
Vicario General


Vicario General de la Arquidiócesis de Santo Domingo
28 de julio de 1830-20 de enero de 1848
Predecesor Pedro Valera y Jiménez
Arzobispo
Sucesor Él mismo
Arzobispo
Información religiosa
Ordenación sacerdotal 1802
por Joaquín de Osés y Alzua y Cooparacio
Ordenación episcopal 12 de noviembre de 1848
por Martinus Joannes Niewindt
Información personal
Nacimiento 11 de diciembre de 1777
Bandera de España Santiago de los Caballeros, Partido de la Vega Real, Capitanía General de Santo Domingo, Virreinato de Nueva España, Imperio Español
Fallecimiento 7 de abril de 1858 (80 años)
Bandera de la República Dominicana Ciudad de Santo Domingo, Provincia de Santo Domingo, Republica Dominicana
Alma máter Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino

Voluntate Dei
(Por la voluntad de Dios)

Con un total de 27 años al frente de la arquidiócesis, contando su tiempo como vicario general, fue uno de los prelados más destacados de la Iglesia católica en la República Dominicana.

Biografía

Primeros años

Nació el 11 de diciembre de 1777 en la ciudad de Santiago de los Caballeros. Fue hijo de Juan Portes y María Infante Morell de Santa Cruz, ambos naturales de Santiago. Estudió en la escuela del licenciado Andrés Muñoz Caballero y recibió la primera tonsura y órdenes menores en su ciudad natal. Más tarde, se trasladó a la Ciudad de Santo Domingo para continuar sus estudios en la Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino.

Emigró a Puerto Rico a los 17 años debido a las invasiones del Oeste de la isla Española y luego se trasladó a Venezuela para estudiar Derecho Civil. Luego se ordenó presbítero en la ciudad de Santiago de Cuba (isla de Cuba) en 1802, y ejerció su ministerio en la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y en la parroquia de San Salvador de la ciudad de Bayamo. En 1809, regresó a la Capitanía General de Santo Domingo tras la restauración de la soberanía española y se desempeñó como cura rector interino de la parroquia de Santa Bárbara.[1]

En diciembre de 1821, Santo Domingo declaró su independencia de la monarquía española, pero en febrero de 1822 fue invadida por la República Haitiana. Cabe destacar que la República de Haití se encontraba en un estado de cisma con la Iglesia católica desde su independencia y la mayoría del clero, incluyendo al arzobispo metropolitano de Santo Domingo, primado de Indias, Pedro Valera y Jiménez, era partidario del rey Fernando VII de España.[2]

Vicario General

El 28 de julio de 1830, Pedro Valera, abandonó la isla después de haber sido víctima de un intento de magnicidio por parte de un haitiano, lo que llevó a que Portes quedara como vicario general de la arquidiócesis y cinco años después la Santo Sede le reconoció como Delegado Apostólico. Ese mismo año el rey de España, Fernando VII, reclamó a Haití la parte española de Santo Domingo.

Durante su período como vicario mantuvo una relación cordial y armónica con el Estado haitiano, evitando conflictos y llegando incluso a presidir los actos del aniversario de la independencia de Haití en 1835 en la Ciudad de Santo Domingo, llevando en procesión el Santísimo Sacramento y cantando un Te Deum. Emilio Rodríguez Demorizi ha sugerido que quizás dicha actitud puede haber sido motivada por la prudencia, ya que la Iglesia prefería evitar una situación similar a la invasión de Louverture en 1803.

En 1833, Valera falleció en el exilio en Cuba y en septiembre de ese mismo año murió Fernando VII, lo que significó el fin de las reclamaciones españolas en América y el inicio de la primera guerra carlista. Posteriormente, con la instauración del Estado liberal en el Reino de España, Portes oscilaba entre el protectorado con el Reino de Francia como preferible a la vuelta a España. Mantuvo contacto desde 1840 con André Nicolas Levasseur, cónsul general de Francia en la ciudad de Puerto Príncipe, debido a que el rey Luis Felipe I de Francia favorecía la devolución a la Iglesia de los bienes confiscados por la revolución francesa, mientras que el regente de España, Baldomero Espartero, adoptaba una política anticlerical.[3]

 
Acorde a lo dicho por Emiliano Tejera en 1894, Juan Pablo Duarte y Díez es recibido por Portes con el saludo: «¡Salve Padre de la Patria!» (1944).[4]​ Obra de José Alloza.

En 1844, inicialmente no estuvo de acuerdo con la independencia dominicana, pero luego la apoyó y respaldó el proyecto de protectorado francés.[5]​ Fue nombrado arzobispo de Santo Domingo, por la Junta Central Gubernativa y amenazó con la excomunión a los que desobedecieran a la Junta y al presidente Pedro Santana Familias durante la rebelión liderada por Juan Pablo Duarte en el Cibao. A pesar de haberse unido a las celebraciones por la constitución de San Cristóbal, luego se opuso firmemente a la misma, destacándose por defender los derechos de la Iglesia ante el poder estatal debido a los artículos que abolían los bienes eclesiásticos, las capellanías y los privilegios de fuero. A pesar de su pedido para eliminar estos artículos, Pedro Santana se negó y Portes denuncio la violación de los derechos al prefecto de Propaganda Fide, el cardenal Felipe Fransoni.

En marzo de 1845, Fransoni le respondió a Portes respaldando su postura y expresó que: «...no debe permitir que sufran menoscabo los derechos de la Iglesia, aunque espera que eso no sucederá, dada la mucha fe y religión del pueblo dominicano». Más tarde, en marzo de 1846, Portes intentó solicitar la reforma de la constitución al Tribunado, pero su petición fue rechazada abrumadoramente.[6]

El 20 de enero de 1848, gracias a las gestiones de Santana, el joven papa Pío IX le nombró arzobispo, degradando la arquidiócesis a no metropolitana. Escribiría al Congreso de la República Dominicana el 27 de marzo de ese año para la creación de un Colegio-Seminario, lo que llevó a la fundación del Seminario Conciliar Santo Tomás de Aquino el 8 de mayo. Este seminario fue el único plantel educativo que existía en el país en ese momento, hasta la creación del colegio de San Buenaventura en 1852.[7]

Arzobispo de Santo Domingo

 
Ilustración de Portes en L'Illustration. Journal universel de 1851.

El 12 de noviembre de 1848 fue consagrado obispo en la catedral Nuestra Señora de La Encarnación por monseñor Martinus Joannes Niewindt, vicario apostólico de la diócesis de Willemstad. Durante sus diez años de episcopado, aumentó el numero de parroquias, hizo visita pastoral a la zona del Este, ordeno once sacerdotes y restauro la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores, cesada desde tiempos de la Era de Francia.

Durante la invasión haitiana de 1849, el cónsul de la República Francesa, Victor Place, intervino para que el Congreso llamara al general de división Santana a repeler la invasión. El general Santana y sus hombres marcharon hacia la capital, donde encontraron obstáculos que Place y Portes tuvieron dificultades para suprimir debido al temor que se había generado, sin embargo, finalmente lograron superar los obstáculos y Santana lideró una defensa exitosa.[8]

En mayo de 1851, Portes celebró el sínodo diocesano y en el mismo año se convirtió en uno de los primeros dominicanos en hacerse un daguerrotipo junto con Santana y el presidente Buenaventura Báez.[9]

En marzo de 1853, se produjo un enfrentamiento verbal entre Portes y Santana en el Congreso. Santana exigió a Portes que jurara la constitución, pero Portes se negó inicialmente y anunció que se marcharía del país, pero luego se retracto y envió al presbítero Antonio Gutiérrez, reconocido partidario de Santana, para que jurara la constitución en su nombre en la catedral. Este episodio refleja la tensión entre el poder político y la Iglesia durante ese período de la historia dominicana.[10]

Portes fue significativo en unir la Iglesia dominicana en las celebraciones del dogma de la Inmaculada Concepción en 1855, que fue declarado por Pío IX en la bula Ineffabilis Deus. Ante la debilidad de sus fuerzas, logró que la Santa Sede nombrara un arzobispo coadjutor en 1857, quien lamentablemente falleció cinco meses después de su consagración. Portes designó por escrito al peruano Gaspar Hernández para encabezar la arquidiócesis tras su muerte.

El 7 de abril de 1858 moría el arzobispo en la capital en medio de la guerra civil dominicana (1857-1858).

Referencias